En los últimos años, el mercado inmobiliario argentino ha sido testigo de fluctuaciones significativas que han captado la atención, tanto de inversores nacionales como internacionales.
En medio de un contexto económico volátil, la compra y venta de propiedades han mostrado tendencias diversas, reflejando la complejidad de un sector que se adapta constantemente a las circunstancias cambiantes del país.

La pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en el rubro inmobiliario. Durante el confinamiento, la demanda de propiedades cayó drásticamente, lo que llevó a una fuerte reducción de los precios. Sin embargo, este descenso fue temporal, y a medida que la economía comenzó a reactivarse, se observó un repunte en el interés por ciertos tipos de propiedades, especialmente aquellas que ofrecían espacios al aire libre y una mayor calidad de vida.
Sin embargo, a partir del año 2023 se ha renovado el interés por productos de calidad en zonas urbanas, impulsado por la oportunidad y la necesidad de refugiar capital en activos más seguros frente a la inflación y la devaluación del peso.
A mediados de 2024, la oferta de créditos hipotecarios apareció inesperadamente, adelantándose a lo que se esperaba para 2025. Sin embargo, las operaciones con crédito siguen siendo muy limitadas debido a ciertas restricciones y a las elevadas tasas de interés, que reflejan la cautela de las instituciones financieras frente al riesgo crediticio.
No obstante, el mercado inmobiliario no está exento de desafíos. La inseguridad jurídica y la incertidumbre económica continúan siendo obstáculos significativos para los inversores. Las políticas gubernamentales y las regulaciones del sector también juegan un papel crucial en la configuración del panorama inmobiliario.
El mercado inmobiliario argentino se encuentra en un punto de inflexión. La resiliencia del sector, junto con las oportunidades que presenta el contexto económico, ofrece un terreno fértil para quienes estén dispuestos a asumir riesgos calculados.
Con una demanda en recuperación, créditos hipotecarios que lentamente irán copando el mercado y una ley de blanqueo de capitales a la espera de su reglamentación, las condiciones prometen ser favorables para una fuerte recuperación del sector inmobiliario en Argentina.