En un movimiento legislativo que promete transformar el panorama inmobiliario argentino, el Congreso Nacional ha aprobado la derogación de la Ley de Alquileres 2020. Esta decisión, que ha generado un intenso debate tanto en el ámbito político como en el social, plantea un escenario de incertidumbre y expectativa para inquilinos y propietarios. A continuación, analizamos los cambios clave y sus posibles implicancias.

La Ley de Alquileres 2020, implementada con la intención de regular y equilibrar la relación entre inquilinos y propietarios, ha sido objeto de críticas desde su inicio. Los puntos más controversiales incluían la extensión del plazo mínimo de los contratos de dos a tres años y la actualización anual de los alquileres basada en un índice que combinaba inflación y salarios. Según los críticos, estas medidas no lograron el objetivo de estabilidad y, por el contrario, provocaron un aumento en los precios de los alquileres y una drástica disminución de la oferta de propiedades disponibles.

Con la derogación de la Ley de Alquileres 2020, se revierte a la normativa anterior, lo que implica varios cambios significativos:

  1. Duración de los Contratos: Los contratos de alquiler volverán a tener una duración mínima de dos años, en lugar de los tres establecidos por la ley derogada, incluso podrían hacerse por menos plazo si así las partes lo acordaran.
  2. Actualización: La actualización de los precios de los alquileres ya no estará sujeta al índice combinado de inflación y salarios. Esto otorga mayor libertad a las partes para negociar incrementos, aunque también genera incertidumbre para los inquilinos respecto a posibles aumentos desmedidos. Ahora se podrá optar por continuar utilizando el índice ICL (índice de contratos de locación) que combina inflación y salarios, aunque el mercado se inclina por el IPC (índice de precios al consumidor), en un contexto de inflación descendente.
  3. Garantías: Se mantienen las formas tradicionales de garantía, sin las restricciones adicionales impuestas por la ley de 2020. Esto podría facilitar el acceso a alquileres, aunque también podría incrementar las exigencias de los propietarios. De todos modos, los seguros de caución que se incorporaron en la ley del 2020 han ganado terreno y, aunque en algunos casos resultan costosas, abren una oportunidad para inquilinos que no disponen de garantía propietaria.

El impacto de esta derogación en el mercado inmobiliario ha sido casi inmediato, generando un fuerte aumento de la oferta de propiedades en alquiler, ya que muchos propietarios habían retirado sus inmuebles del mercado ante las restricciones de la ley anterior. Por otro lado, la libertad de negociación podría llevar a incrementos en los precios, afectando principalmente a los inquilinos con menos recursos, aunque el aumento de la oferta logra equilibrar la balanza y lentamente se vislumbra un sinceramiento y normalización del mercado que favorece a ambas partes, inquilinos y propietarios.

La derogación de la Ley de Alquileres 2020 abre un nuevo capítulo en la regulación del mercado de alquileres en Argentina. Será crucial monitorear de cerca la evolución del mercado y las nuevas dinámicas entre inquilinos y propietarios.

 


Esta nota tiene la intención de proporcionar una visión general de los cambios más relevantes tras la derogación de la Ley de Alquileres 2020. La situación sigue en desarrollo y se recomienda consultar con un profesiona inmobiliario para obtener asesoramiento específico según cada caso en particular.